Casi parece cómo un sueño que han pasado diez años desde que la vida nos separo, ha sido un sido camino largo desde entonces y no sabes cómo te he extrañado a pesar de que en mis sueños siempre has estado presente, en ellos te he llevado de viaje en mi coche, has conocido a algunas de las parejas sentimentales que he tenido y hasta en algunos sueños también hemos pasado momentos difíciles principalmente porque en la mayoría de esas ocasiones mis sueños han sido trágicos ya que no siempre puedo soñar con un futuro mejor, aún cuando poder hacer eso me gustaría mucho.
Quisiera contarte tantas cosas aún cuando al igual que mis sueños éstas hayan sido muy breves y en algún momento hayan tenido que terminar. Sinceramente yo esperaba darte mejores noticias. Por ejemplo, creí haber encontrado una compañera para formar una familia, pero una vez mas me equivoque, sin embargo creo que te habría dado gusto ver lo feliz y contento que fuí por el tiempo que duró. También no hace mucho terminé de estudiar la preparatoria e ingresé a la universidad, la verdad es que eso ni yo mismo me lo esperaba, pero tuve la fortuna de conocer personas maravillosas y una de ellas me enseño que se pueden lograr cosas impresionantes si creemos en nosotros mismos.
En cuanto a mis hermanos simplemente estamos bien, lo mejor que se puede dadas las circunstancias de cada uno, aunque en el fondo a pesar de haber pasado diez años algunas cosas han cambiado muy poco al menos bajo éste techo. Parece cómo si mis hermanos no tuvieran ninguna meta ni objetivo en la vida, cómo si se hubieran acostumbrado a lo conveniente que resulta vivir despreocupadamente bajo el mismo techo. Creo que es mucho más probable que sea yo quien abandone la casa para formar un hogar y conseguir una familia propia, porque al menos yo ya no me siento feliz ni remotamente a gusto así, viviendo de esta manera.
Te confieso que algunas veces ya no se que hacer, que me siento cansado de vivir una vida que ya no parece ofrecer ninguna recompensa y solamente me impulsa a seguir adelante lo obstinado que me he vuelto, el no poder permitir que me gane la adversidad, al menos no sin darle antes darle un poco de pelea. He vivido momentos maravillosos al lado de mis hermanos, con amigos de ocasión y gente muy especial, también ha habido malos ratos, muchas perdidas y muchos tropiezos, pero también muchos recuerdos gratos. Así que a veces me pregunto ¿si ya habré vivido lo que me tocaba? o ¿Si aún queda algo más por vivir? No lo sé, lo que si sé, es que si no le encuentro un nuevo sentido a la vida; si la vida no me da al menos una pequeña recompensa por todo el esfuerzo de seguir adelante o una pequeña señal de que voy por el camino correcto, es muy probable que un mal día lo mande todo a volar.
Cómo quisiera escribirte esta carta en mejores circunstancias y que en estos diez años hubiera algo más significativo que contarte, no sabes cómo quisiera decirte que ya tengo mi propia familia o que ya he encontrado a alguien con quien compartir mis alegrías y mis tristezas, contarte que soy muy feliz a pesar de todo, pero supongo que debo seguir trabajando en eso. Por lo pronto lo único que puedo contarte es que te extraño, que te recuerdo con mucho cariño y que he tratado de vivir mi vida de acuerdo a las enseñanzas y valores que aprendí de ti.
Tu hijo que quiere mucho y te extraña tanto: Edgar
Maria Elena (Gómez Palacio, Durango, 04 de agosto de 1937 – Ciudad de México, 04 de feberero de 2003)
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