domingo, 2 de enero de 2011

Yo no olvido el año viejo, porque me ha dejado cosas muy buenas...

Creo que es justo y merecido comenzar la primer entrada de este 2011 haciendo un recuento del año que recién termino, un 2010 definitivamente raro, pero que como buen año viejo, con esa sabiduría que solo se adquiere con el tiempo, nos ha enseñado que siempre de una situación difícil hay que mirar el lado bueno, y quedarnos con eso para poder seguir adelante.

Mas allá de hacer un recuento general y evocar situaciones que nos conmovieron y afectaron a todos durante el 2010, solamente escribiré desde la perspectiva de la persona mas importante y menudo en la que pienso al ultimo, aquella que va por la vida de puntitas para evitar molestar con su paso a los demás y que casi siempre se queda en silencio al sufrir una injusticia y recibe los golpes que la vida le da sin protestar, pensando solamente que quizá sea mejor así porque el puede soportarlo y a pesar de todo y contra todo seguir adelante.

No me refiero a un héroe de mi infancia, ni siquiera a alguien a quien admire, de hecho lejos de ser una persona virtuosa tiene sus defectos y debilidades, quizá su mejor cualidad sea estar consiente de eso y tratar de superarse, de ser una versión mejorada de si mismo día con día. No recuerdo en que momento aprendí que la persona mas importante en nuestra vida, debemos ser nosotros mismos, tal vez parezca un poco egocéntrico, pero lo aprendí de buena fuente, la persona mas importante en la vida de cada uno de nosotros, debe ser uno mismo.

Así pues este 2010 bicentenario, comenzó plagado de buenas intenciones, y enero me registre para concursar por un lugar en la Facultad de Psicología de la UNAM obteniendo 61 aciertos con únicamente la preparación que tuve para el examen del ceneval y como el mínimo eran 72 aciertos pues "mejor suerte para la próxima". Sin embargo no lo sentí como un fracaso, mas bien fue para perderle los nervios al examen y ver como era la mecánica de este. Ya me daría el tiempo mi revancha.

En mayo llego la ansiada revancha y se abrió la segunda convocatoria para ingresar a la UNAM y nuevamente fui por la carrera de Psicología y también me registre para buscar un lugar en la licenciatura de Creación Literaria de la UACM, la cual asigna sus lugares sin examen de admisión y mediante un sorteo, pero con tan mala suerte que cuando quise revisar si había sido sorteado, no pude abrir el archivo que contenía mi comprobante de registro y nada pude hacer pues el archivo estaba dañado. Solo me quedo verlo con la filosofía de que esto no podía ser mas que cosa del destino.

Ese mismo mes se realizo la carrera MVS-IMJUVE, para la cual me comencé a preparar desde la llegada de la primavera, pues siempre dejo de ir a correr en la temporada invernal, por aquello de el frío y las enfermedades respiratorias. Fue mi primer carrera oficial de 10 kilómetros, hasta ese momento lo mas que había corrido eran 8.1 y en la deportiva, fue muy emocionante participar en aquel evento.

El examen lo presente la primera semana de junio, en esta ocasión hice un mucho mejor esfuerzo tanto así que pedí vacaciones en mi trabajo para enfocarme en el examen y repasar con una semana de anticipación. En esta ocasión compre una guia y estudie apoyado en esta, así que cuando fueron publicados los resultados y vi que obtuve 67 aciertos y el mínimo fue de 77, me sentí bastante decepcionado porque esta vez si me esforcé mucho y falle. Por un breve instante me paso por la cabeza el renunciar.

Julio, agosto y septiembre los dedique a correr, correr y correr. Me hacia sentir que al menos era bueno en algo, recompensaba mi esfuerzo y me hacia sentir mejor conmigo mismo, poco a poco fui elaborando una analogía no publicada entre correr y estudiar, me ayudo mucho a superar mi derrota. En septiembre con el jubilo de las fiestas bicentenarias, tuve la oportunidad de participar en mi segunda carrera de 10 kilómetros la cual disfrute mucho, pues a pesar de que hacia bastante frío, tuve un mucho mejor desempeño.

Para el mes de octubre me sentía estupendo, y listo para seguir intentando alcanzar mis metas cuantas veces hiciera falta, en eso se publico una convocatoria para el sistema abierto de la UNAM, y esta vez tome mi libro y mis cuadernos desde el primer día de la convocatoria, y me aplique en lo que había dejado pendiente, pues no había sido suficiente repasar las cosas que ya sabia, había que intentar aprender nuevas, pensé que seria muy difícil, pero me lleve una gran sorpresa al ver que no era así, que todo era cuestión de leer y analizar los ejemplos, de hacer ejercicios.

Para el mes de noviembre hice mi examen, en esta ocasión para la carrera de Sociología, pues no en todas las carreras había lugares disponibles, los dos exámenes anteriores había sido muy similares, este fue bastante mas difícil y hacia un frío endemoniado, salí resfriado de ahí, resfriado y preocupado porque en este las preguntas fueron diferentes y las matemáticas mas complejas, lo curioso es que a pesar de que sabia que había sido mas difícil, también tenia la certeza de que lo había hecho mejor. Incluso pensé que si acaso me volvía a quedar fuera, al menos esta vez tenia la justificación de que en verdad estuvo difícil el examen.

En ese mismo mes, por cuestiones de salud que voy a omitir me vi en la necesidad de acudir a tomar sesiones de terapia, en cierto modo creo que era algo que necesitaba desde hacia mucho tiempo atrás, incluso si tienes una buena vida aparentemente alejada de problemas, siempre es recomendable acudir a un psicoanalista por lo menos una vez al año. A finales de noviembre al publicarse lo resultados de la UNAM, finalmente logre quedarme con 76 aciertos de un mínimo de 71, fue un gran logro, lo curioso es que ni siquiera me lo festeje, lo minimice como aparentemente suelo hacer en muchos aspectos de mi vida.

Por ultimo el mes de diciembre fue de lo mas accidentado, tome malas decisiones, me equivoque en mis conclusiones, me guarde cosas que no sabia expresar y las cosas que exprese las exprese sin mesura ni tacto. Me afecto en muchos aspectos, incluso en el laboral, pero cuando te equivocas y eventualmente te das cuenta de ello, solo te queda corregir el presente y tratar de no volver a equivocarte, creo que fue el resultado de descubrir de repente que por años, fui menospreciado y maltratado emocionalmente por prácticamente todos, que nunca me supe valorar ni dar mi lugar o respetarme a mi mismo.

En resumen el 2010 no fue un año perdido, ha sido un año de aprendizaje personal, de enfrentar retos, de encarar a mis fantasmas pero sobretodo de no perder la esperanza de que siempre es posible mejorar y crecer como personas, me enseño que no siempre hay recompensas inmediatas, que a veces el mundo nos trata mal porque asi se lo hemos permitido, que cuando comienzas a ver a tu familia como extraños es porque no les has permitido acercarse y conocerte.

Nos leemos...