jueves, 15 de diciembre de 2011

Historia de una gatita abandonada

Hoy hace un mes exactamente me despedía de mi pequeña hija gatuna, una pequeña minina que llego a mi casa de manera inesperada y fortuita tras haber sido rescatada de ser atacada por un perro en el parque. Fue mi sobrina quien la llevo a casa, al principio trate de mantenerme al margen porque creo que de algún modo intuía lo que sucedería de no hacerlo así, si acaso le proporcione una caja de cartón y un poco de comida, la idea era buscarle un hogar lo mas pronto posible, pues mis otros hijos gatos estaban celosos y a mi me preocupaba que la fueran a lastimar de un zarpazo.

Al día siguiente la llevamos con nosotros de visita a casa de mi hermana quien tiene varios gatos y la dejamos andar por ahí suelta, en todo momento se porto bien, no hizo ninguna travesura y se mantuvo lejos de los otros gatos pues estos también se ponían celosos, algo natural en casi todo gato que ve amenazado su lugar como el consentido. Yo creí haberle encontrado un hogar con una querida amiga, pero aquella misma noche se arrepintió al enterarse que se trataba de una gatita y no un gatito, esto me desilusiono mucho, me dio tristeza ver el estigma que pesa sobre las gatitas, a pesar de que es un mito de que sean mas problemáticas, solamente lo son aquellas que carecen de tutores responsables y no las operan para evitar que entren en celo y sufran por amores.

Esa noche, después de ver lo bien que se porto en casa ajena, decidí soltarla en casa confiando en que no provocaría a mis hijos gatos, e incluso le improvise una cajita de arena que de inmediato reconoció como suya, yo se que es parte del instinto de los gatos pero aun así me sorprendió que jamas se hizo en otra parte que no fuera en su arenita. Mas tarde esa misma noche durmió encerrada en la transportadora para evitar que se metiera en problemas durante la noche y al día siguiente la sacamos a que anduviera suelta en la casa, recordó a la perfección la ubicación de su caja de arena y después de explorar toda la casa se busco un lugar para descansar y un juguete para entretenerse.

Mis gatunos mantenían su distancia y seguían mostrándose celosos pero parecían resignarse poco a poco a la llegada de la nueva minina, incluso llegaron a compartir la siesta en el mismo lugar, eso si, sin dejar mirar de reojo y con desconfianza a la recién llegada, la cual como todo gatito chiquito empezaba a ganarse a todos con ese encanto juguetón y tierno que poseen. Mientras tanto la adopción parecía no progresar, en cierto modo eso me daba gusto pues de no interesarse alguien por ella se quedaría con nosotros, incluso ya pensaba que la llevaría a operar al llegar la primera y también pensaba en un nombre adecuado para ella, hasta fui a conseguirle su leche whiskas (pues a un gato JAMAS se le debe dar leche entera ya que les hace daño pues NO toleran la lactosa).

Por su parte la pequeña minina me devolvió con amor y gratitud todos y cada uno de los cuidados recibidos, al amanecer se subía de un salto a mi cama y se buscaba un lugar sobre mi almohada o en mi regazo, por las noches se dormía entre mis piernas al estar frente a la compu, era en verdad muy cariñosa hasta parecía que buscaba convencerme de que la adoptara. Finalmente aquel martes 15 de noviembre recibí con mucha tristeza la noticia de que ya estaba asegurada su adopción y que se marcharía por la tarde, cancelé todos mis asuntos pendientes para quedarme a jugar con ella toda la mañana, pues deseaba atesorar cada segundo, ya que cada instante de alegría que compartes con alguien es algo que una vez que lo vives nadie puede quitártelo y esa misma tarde así como llego se fue de mi vida.

Si alguien me hubiera dicho que me dolería tanto que se la llevaran no le habría creído, como único favor pedí que se le llevaran con todo y el juguete que más le había gustado, desconozco como se encuentre el día de hoy solamente espero que quien tenga la fortuna de haberla adoptado sepa valorar la alegría, el amor y la compañía incondicional que son capaces de brindarnos nuestros peluditos hermanos de cuatro patas y que cuide muy bien por siempre de ella.




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