martes, 3 de octubre de 2017

Día imprevisto


     Una disculpa querido blog por no llegar a la cita ayer, ¡tanto que estuve pensando y meditando en mi cabeza algo que publicar al llegar la noche! Y sin embargo, cuándo llegó la noche nuevas preocupaciones rondaban en mi cabeza por lo que me fué imposible desarrollar (o desenrollar) los pensamientos que por la mañaba ocupaban mi mente. Ademas del cansancio de haber ido a correr y a ejercitar por la mañana, por la noche se les sumaba el estrés del trabajo que se ha puesto peor que nunca.

     Resulta que mientras yo pasaba el sábado sumergido en mi infierno personal, a otros se les presento el infierno de manera más viva y colectiva, pues ese mismo día al finalizar la jornada laboral, cómo ya es la mala costumbre de mi lugar de trabajo (el cuál sobra decir que a veces es demasiado relajado e informal), pues comenzaron a echarse unos tragos y cómo el alcohol siempre ha tenido esa peculiaridad de reunir a la gente (yo diría atraerlas cómo moscas a la miel) se empezaron a juntar "los amigos" en el taller (amigos es un decir, pues son más bien gente ajena que solo conocemos de vista y saludamos de vez en cuando), el problema es que en ésta ocasión coincidieron ahí dos individuos que no se caían muy bien y después de echarse habladas, terminaron por agarrarse a golpes dentro del taller, la jefa intentó separarlos y acabo recibiendo un puñetazo, (no se sabe si perdido o dirigido a ella),  eso ocasionó que otro "amigo" también ajeno al taller tuviera la bonita ocurrencia de salir en defensa de ella rompiendo una botella en la cabeza del desafortunado que se la había descontado, y así el desafortunado tipo tras recibir el botellazo apenas alcanzó a salir por su propio pie bañado en sangre y se desvaneció en la calle (la cuál por cierto también es un bonito y concurrido punto de reunión de gente que convive y "conbebe" alcohol después de trabajar). Así que de inmediato se empezó a correr el rumor entre las personas que se reúnen afuera a tomar, de que "los del taller se habían ensañado con el tipo y lo habían dejado tirado en la calle medio muerto", a partir de ahí ya no hubo cómo detener lo que vendría después, pues de inmediato salieron en defensa del malherido sus conocidos y arremetieron todo el que se encontraba dentro del taller y después de varios empujones y jaloneos terminaron por refugiarse dentro del taller, lo cuál no fué de gran ayuda, pues afuera la indignación y el enojo crecían, parecía haberse medio calmado todo cuándo en eso llegaron los amigos del desafortunado del botellazo "pura gente civilizada y de bien", que tras abrirse paso a empujones ingresaron pateando la puerta del taller y dispuestos a moler a golpes a todo el que se encontrara ahí, por lo que sus ocupantes corrieron a refugiarse a piedra y lodo dentro del baño. Sacudidos, maltrechos y asustados permanecieron ahí hasta que alguién sugirió que entregaran todo su dinero y objetos de valor para calmar los ánimos de los improvisados justicieros, así lo hicieron y una vez que se medio calmaron las cosas pensaron "¡Ya pasó! será mejor irse cada quién para su casa." Pero no contaban con que afuera se habían dividido en grupos para agrarrarlos a la salida y aunque trataron de correr en diferentes direcciones, en todas partes había alguien esperando para llamar a la banda y saciar su sed justiciera golpeando a todo el que saliera de ahi y desafortunadamente así sucedió, a unos en una esquina, a otros en la otra, pero nadie escapó de la golpiza.

     ¿Que bonita noche de sábado verdad?

     Así que ahora todos los de mi lugar de trabajo se han convertido en los más odiados de la calle y habrá que seguir acudiendo a trabajar así día con día, hasta que el lento paso del tiempo cubra con su manto de olvido lo sucedido, mientras tanto habrá que convivir con el miedo de que vaya a aparecer alguien que haya quedado insatisfecho tras aquella batalla campal y quiera volver a repartir golpes o que haya visto lo fácil que fué sacar un dinero extra de ahí tras el zafarrancho y quiera repetir la experiencia, (¡cof, cof, cof... extorsión!). Solo espero que ya no suceda nada malo y todo quede cómo una anécdota más de una pelea de borrachos y que lo sucedido les haya dejado una valiosa lección a los compañeros de respetar un poco más su lugar de trabajo, al igual que deben de cuidar con quién se ponen a tomar, pues si es gente que no conocen, no saben los problemas que puedan llegarles a ocasionar.

     ¡Caray! que no daría por tener un ambiente de trabajo menos tóxico, hasta en eso la vida me trata mal. Ni modo querido blog, esperemos que ésta noche, sea una noche mejor. Ya me despido pues no tiene caso contarles la versión larga y explícita de la llegada de la patrulla, las versiones de cada quíen y de cómo Zongo le dió a Borondongo y Borondongo le dió a Bernabe y le Bernabé le pego a Fuchilanga etc, etc.

     Nos leemos!




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