domingo, 1 de octubre de 2017

Mi primer sábado sin ti

     Por alguna extraña razón el primer fin de semana después de que tu relación se ha ido al carajo siempre es el más difícil de sobrellevar, supongo que en la semana el trabajo y las obligaciones nos echan una mano y nos ayudan a mantenernos ocupados en algo, es cómo si esa misma rutina de las que a veces nos quejamos por fin tuviera alguna utilidad  práctica y nos ofreciera un salvavidas al cuál aferrarnos para sobrevivir un día más en lo que conseguimos encontrarle un sentido a las cosas, o al menos ofrecernos una distracción para ocupar nuestra mente por un rato en algo que no sea el seguir pensando en la persona amada que se ha ido y en todas las cosas pendientes por decir y por hacer, y en especial en en todo ese universo de posibilidades de lo que podía haber sido, llamado también esperanzas y en todo lo que ya no sucederá.

     Sin embargo los fines de semana cuándo se tienen esos días libres de cumplir con las obligaciones del trabajo, simplemente uno se siente uno perdido y sin saber que hacer ¿cómo sigue uno adelante sin un ser querido? cuando la separación ocurre por un proceso natural, es un poco más fácil procesarlo, pues ante lo irremediable no queda otro camino que la resignación, pero ¿que ocurre cuándo la separación se debe a un "accidente del destino"? ¿cuándo se trata de algo que pudimos haber evitado? en esos casos es mucho más difícil encontrar un poco de paz, pues siempre queda algo así cómo un instinto de luchar por lo que se ama, aunque ya todo esté perdido. Si en el trabajo a pesar de estar ahí ocupados en llevarlo a cabo, nos encontramos ausentes por que todo parece traernos recuerdos de nuestro amor perdido; el tiempo libre que acompaña a ese fin de semana que normalmente tanto deseamos que llegue, de repente se vuelve casi una tortura.

     Yo comencé mi día tratando de aferrarme al salvavidas de la rutina, solo cambió que en vez de llevar mi bicicleta, decidí caminar pues no tenía ninguna prisa por comprar los víveres para preparar el desayuno, después de desayunar y de tratar de distrarme con un programa de televisión, me retiré a hacerle compañia a mis gatos, los únicos seres que incondicionalmente me brindan su cariño y abrazando a mi almohada me dormí a su lado. Pensé que la ausencia de ella no me dolería tanto ahora que me había reconciliado con mi soledad, pues desde que nuestra relación se hizo más cercana, voluntariamente me aleje de mis amistades, ya que en su mayoria son mujeres y no quería que ella sintiera que pasaba más tiempo con alguna de mis amigas que con ella, lo curioso es que con el tiempo dejé de desear estar en compañia de cualquiera que no fuera ella y me comencé a sentir más cómodo con mi nueva soledad que yo mismo me busqué.

     En ésta ocasión verdaderamente traté de ser el novio perfecto, hice mi mejor esfuerzo y aún así no me alcanzó, me alejé de toda la gente que me rodeaba y poco a poco me alistaba mentalmente para dar el paso de dejarlo todo e irme a vivir cerca de ella, pensaba "al final, solo necesito un trabajo, un techo y comida, de mis amigos y familiares ya no necesito su compañia, además siempre los puedo llevar conmigo de manera virtual y seguir en contacto con ellos por redes sociales" pensé que con mis ahorros bien podría pagar seis meses de renta y vivir con lo más básico, en lo que encontraba un trabajo por allá, pensaba en mil cosas, mil sueños distintos, mil esperanzas de encontrar la felicidad que tanto he deseado a su lado, aunque algunas veces al conversar con ella, algo en mi cabeza y en mi corazón me decía "ten cuidado" pues a veces de la cosa más pequeña e insignificante, surgían enormes diferencias entre ella y yo, que bien o mal las superábamos, pero que no dejan de acosarme con la inquietante duda de no saber cómo reaccionaría ella ante las dificultades que se pudieran presentar en el futuro.

     Todos tenemos defectos y virtudes y lamentablemente también límites, el defecto de ella, quizá el más terrible era su desconfianza en la lealtad de sus parejas sentimentales, justificada o no, jamás hizo algo por vencerla, prefirió aceptarla cómo algo inevitable y verla con cierta normalidad, y yo acabé por enamorarme y aceptarla a ella así cómo era y me convertí en su cómplice, creí que llevando una vida transparente y honesta y sin esconderle nada todo estaría bien y las cosas funcionarían entre nosotros. Yo realmente la amaba por todo lo bueno que veía en ella, su nobleza, su sencillez, su humildad, su sinceridad, por su capacidad de dar y de amar, por su forma de ser alegre y dicharachera, aunque en sus momentos negativos siempre me llegaba a preocupar, con todo y eso la amaba. Yo soy de esas personas que a pesar de todo esperan lo mejor, que esperan que las cosas resulten bien de algún modo, aún a pesar de tener las probabilidades en contra y de que la vida una y otra vez insiste en demostrarme en que yo siempre me equivoco.

     Y una vez más la vida decidió mostrarme lo equivocado que estaba al esperar lo mejor, la noche en que el amor de mi vida decidió terminar con todo debido a un comentario sin ninguna mala intención en mi muro de facebook por parte de una conocida, ya que ni siquiera puedo llamarle amistad a mi relación con esa persona, era un contacto más para no sentirme tan "sin amigos" pues en siete años de contar con una pagina de facebook nunca llegué a tener más de 50 amigos y la mitad de ellos eran mis familiares o amigos de tiempo atrás con quienes rara vez platicaba, a veces como suele pasar muchas veces solo agregaba por agregar, y yo nunca fuí precisamente popular así que rara vez tenía alguna solicitud y ligar, fué algo que definitivamente jamás hice por el facebook, ¡Por Diós! cualquiera que me conozca siquiera un poco lo podría adivinar sin mucho esfuerzo, mi vida no sería tan triste y no existiría éste blog de ser así.

     Y así, finalmente terminé por entender lo que la vida tan desesperadamente trataba de decirme, "ella no era para mi" yo lo dí todo y al final incluso lo abandoné todo por ella, llegué a la conclusión de que la única manera de abrirle los ojos y mostrarle lo equivocada que estaba al sospechar y pensar lo peor de mi, era dejarle mi contraseña para revisar a su antojo desde adentro mi "face" y viera el historial de mis conversaciones y de lo que hablaba con mis contactos cuándo lo hacía, para que viera que su "gran galán todas mías" jamás existió, y que la forma en que yo platicaba con ella, era algo que solo tenía con ella y no hablaba del mismo modo que lo hacía con ella con nadie más. Me despedí muy brevemente de todos, de mis familiares y amigos con quienes ya no convivía ni sabía de ellos por otro medio que no fuera éste, amistades de más de 20 años se perdieron en un instante, y aunque yo podría abrir otra cuenta y comenzar de nuevo, y volver a agregar a aquellos contactos que extrañaré, prefiero dejarlo así para demostrar con ésto que también sé dejar ir y no me aferro a nada, además muy en el fondo siempre me decepcionó el "face" en cuestión de hacer amigos, o quizá la plataforma es perfecta y quién jamás ha tenido habilidades sociales para hacer amistades he sido yo, en todo caso no pienso volver en mucho, mucho tiempo hasta que supere la desilusión de ésta amarga experiencia.

     Mientras tanto seguiré rondando por aquí cómo un fantasma que no encuentra su camino hacia la luz, por muchas noches, por al menos las mismas noches que le entregue a ella, hasta que mi corazón sane, hasta que pueda volver a confiar en alguien más y esperar lo mejor de esa persona aunque ello implique la posibilidad de volver a equivocarme.

     Muy buenas noches Normita hermosa, ojalá que algún día nos encontremos de nuevo lejos, muy lejos de tantos temores e inseguridades, quizá en otra vida en dónde nos duré el gusto de haber estado juntos un poquito más. Te quiero mucho mucho amor...

     Nos leemos... 





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