martes, 8 de enero de 2013

Palomitas para uno

Ésta noche al salir de mi trabajo fuí al centro cultural Telmex, compre un boleto, unas palomitas y un refresco mediano y me metí al cine, pero no entré solo, entre conmigo.

Al salir de la función pensé en lo que había invertido, $48 pesos en la entrada y $72 pesos en palomitas y refresco; y después comencé a dejar volar la imaginación y me puse a pensar en que de haber ido en pareja, habrían sido por lo menos $50 pesos de gasolina (no creo que quisiera ir en metro) $45 pesos de tres horas de estacionamiento (para una película larga) lo doble de entrada, palomitas y refrescos, y seguramente al salir habría deseado un cafecito y algo ligero para cenar que más o menos habria costado unos $150 pesos. 

48 + 72 = 120 x 2 = 240 (cine)
50 (gasolina)
45 (estacionamiento)
150 (cena vips)

Total aproximado $485.00

Aproximadamente es lo que habría invertido en una salida, en un mundo perfecto eso estaría bien, pero la vida a veces es más complicada, de hecho acaba siendo tan injusta cómo la distribución de la riqueza en sí misma, pues mientras unos pocos ganan más de lo que en realidad merecen, la mayoría recibe apenas lo necesario para vivir y desafortunadamente yo me encuentro entre esa mayoría, pero a pesar de eso lo poco que tengo lo doy para regalar (o regalarme) un lujo a ratos y he aprendido que con menos otros hacen mucho más y a pesar de ser humildes han llegado a formar un hogar y a tener una bonita familia.

En un mundo perfecto (o según las costumbres de tiempo atrás) tal vez lo mas apropiado seria dejar que el novio se encargue de pagar todo, pero en estos tiempos creo que en una pareja (o incluso entre amigos) ambos deben de cooperar... No necesariamente se tiene que dividir todo al 50% todo el tiempo, (de hecho he tenido experiencias así y acaba siendo molesto contar hasta los centavos). En lo personal prefiero que sea un gesto que se vaya alternando, que cuando alguno tenga las posibilidades invite al otro, o que los gastos se dividan de acuerdo a las posibilidades según cada ocasion, que alguien pague unas cosas y la pareja otras (por ejemplo, yo pago el cine y tu la cena, o algo así). 

A veces éstos acuerdos entre parejas (o entre amigos) se dan por si solos, se dan por la mutua generosidad y las ganas de tener un gesto hacia el otro, a veces puede ser un pequeño gesto, a veces puede ser muy generoso dependiendo de las posibilidades de cada quien. Pero en otras ocasiones cómo en mi caso, a veces queremos quedar bien y aparentar que no tenemos problemas económicos y nos resulta muy difícil abordar el tema con nuestras parejas o amigos para tener la confianza de comentarles que en algunas ocasiones no tenemos los recursos para brindarles todo aquello que quisiéramos, que algunas veces necesitamos una ayuda económica, que aunque quisieramos invitarles algo mucho mejor, algunas veces no se puede, porque el dinero casi siempre es escaso. Quizá la lección sea que a pesar de las limitaciones ecónomicas y de lo poco o mucho que podamos ofrecer, siempre hay que saber dar con el corazón y aceptar con humildad.


"Ni hablar Torito, a esa chorreada nomás le gustaban los galanes probes de las películas. No los de la vida real..."




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